Palabras de espiritualidad

Sobre la forma de alcanzar la salvación

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Que cada uno se examine a sí mismo con mucha atención, no sea que calladamente se infiltre en su corazón el pensamiento que lleva al pecado.

En esta pasajera vida, lo más necesario —y que supera a todo conocimiento y a todas las ciencias— es la ciencia de conocer los mandamientos de Dios, de respetarlos y cumplirlos, y no hacer nada diferente a lo que nuestro Señor y Dios Jesucristo nos enseña en Su Evangelio y por medio de Sus Apóstoles.

La oración incesante, los buenos pensamientos del corazón y los actos agradables al Señor —por medio del sufrimiento y la paciencia— se alcanzan cuando hay una fe sólida en un alma firme. Así, que cada uno se examine a sí mismo con mucha atención, no sea que calladamente se infiltre en su corazón el pensamiento que lleva al pecado. Nuestro Omnisciente Dios, Quien creó nuestros corazones, observa todo lo que hacemos —lo que hemos pensado y lo que pensamos, lo que hacemos y lo que anhelamos en esta vida que es efímera— y en el Día de Su estremecedor Juicio nos recompensará de forma correspondiente. Por eso es que es importante analizarnos a nosotros mismos, y que cada uno se pregunte: ¿acaso hago y pienso lo que me indica el Señor en Sus mandamientos? Y si no lo hago, sino otra cosa, algo que sea del agrado de los apetitos de mi cuerpo y opuesto al Espíritu Santo, ¿quién podrá librar al que se opone a Dios de Su justa ira y de los tormentos eternos? Si aquí (en esta vida) no soy capaz de soportar un sufrimiento pasajero, con tal de cumplir con Sus mandamientos, ¿cómo podré soportar el fuego del infierno, que nunca se extingue? ¡Bentido seas, Señor, ilumíname con Tus preceptos! ¡Concédeme la determinación necesaria para confesar mis pensamientos! ¡Dame humildad, pureza y obediencia! ¡Dame paciencia, generosidad y mansedumbre! ¡Y hazme digno de amarte con toda el alma y con toda la mente, y hacer en todo solamente Tu voluntad! Amén.

(Traducido de: Starețul Gheorghe Zăvorâtul din Zadonsk, Îndrumar pentru spovedanie, ed. Sophia, pg. 35)