Sobre la muerte
Quien piensa en la muerte, no muere con el alma. Quien piensa en la muerte, se cuida de seguir pecando.
Un día, el gran filósoto Eubulo le preguntó a San Basilio:
—¿Cuál es la más grande filosofía del mundo, especialmente del mundo cristiano?
Y San Basilio le respondió:
—Pensar constantemente en la muerte.
¡Esta es la filosofía más elevada! ¿Por qué? Quien piensa en la muerte, no muere con el alma. Quien piensa en la muerte, se cuida de seguir pecando. Veamos lo que dice el Apóstol Pablo: “La retribución del pecado es la muerte”. Quien recuerda la muerte, no peca.
¡Recordémoslo siempre! El gran Apóstol Pablo, enviado por Cristo para iluminar los pueblos, dice: “Pensemos en la muerte todos los días”. Y: “¡Cada día muero!”. Cada día moría para el pecado y vivía para Cristo; cada día encendía el recuerdo de la muerte en su corazón. ¿Para qué? Para no morir con el alma.
(Traducido de :Ne vorbește părintele Cleopa II, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2004, p. 68)