Sobre los deberes del monje
No olvides que el que se encomia a sí mismo o se tiene en un alto grado de estima, sufre un gran perjuicio.
Dijo el abbá Nistero: “El monje está obligado a examinarse a sí mismo por la noche y por la mañana, con tal de ver en qué ha cumplido y en qué no ha cumplido la voluntad de Dios, y así purificar su vida. Porque así fue como vivió también el abbá Arsenio”. Entonces, hermano, esmérate en permanecer todo el día ante Dios sin cometer pecado alguno. Esto mismo es lo que Él te pide, como si estuviera frente a ti y tú estuvieras frente a Él, porque en verdad Dios está presente en todas partes. No crees leyes por ti mismo y tampoco juzgues a tu semejante. Los monjes no tienen permitido jurar o incumplir sus promesas, mucho menos mentir, maldecir, insultar o reír de forma desmesurada. Además, no olvides que el que se encomia a sí mismo o se tiene en un alto grado de estima, sufre un gran perjuicio.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 169)