Al terminar su etapa escolar, cierto muchacho comenzó a utilizar estupefacientes. Su padre era el director de un colegio en una ciudad de Macedonia.

En un momento dado, aquel joven sintió la curiosidad de visitar el Monte Athos, para conocer de cerca la vida monástica. Fue llegar y no desear alejarse de aquel lugar. Cada día le suplicaba al stárets del monasterio donde se alojaba, que le permitiera quedarse al menos un día más. Hasta que se quedó definitivamente.

Su padre, al enterarse, vino a buscarlo para convencerlo de volver a casa. Pero fue imposible.

Nuestro joven es ahora un monje, habiendo dejado atrás aquel tormentoso pasado, porque ahora vive en la paz y el amor de Dios y Sus hombres.

(Traducido de: Limonariul mirenilor, întâmplări de folos, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Cartea Ortodoxă, 2009, pp. 383-384)