Solamente lo que está muerto no cambia
Solamente la puede conocer quien es capaz de sentirla íntegramente. El verdadero hombre es un ser cósmico y su experiencia debe tener esa dimensión.
La vida es continuidad, una ola infinita. Por eso, solamente la puede conocer quien es capaz de sentirla íntegramente. El verdadero hombre es un ser cósmico y su experiencia debe tener esa dimensión.
El hombre tiende a reencontrarse, es decir, a situarse justamente y completarse. Esto representa la esperanza en el perfeccionamiento. La vida del hombre tiene un sentido propio. La vida significa abundancia, es una constante superación. La vida es esfuerzo sobre lo que se nos ha dado, sobre lo actual; el hombre amplifica el presente para otro presente futuro.
La vida no puede entenderse sin el cambio. Solamente lo que está muerto no cambia. En este punto hay un contenido triste de la condición humana, pero no menos salvador.
El fenómeno de la vida está orientado al sentido de que no es una fuerza ciega, sin luz, sin guía. Sus cambios siguen un determinado rumbo, siempre buscando la perfección. Esta es la alegría de la vida, la tendencia a sobrepasarse a uno mismo para llegar las cimas más altas, más soleadas.
Nuestra vida abarca lo feo, lo imperfecto, pero su sentido es el de matar esos estados, no cultivarlos, de dejarlos atrás, para llegar a los niveles ssuperiores, hasta que la vida alcance el reino de lo bello.
(Traducido de: Ernest Bernea, Îndemn la simplitate, Editura Anastasia, 1995, pp. 123-124)