Solo así nos podemos acercar a la Santa Comunión
El fiel que se acerca a la Comunión no debe tener conflictos o estar enemistado con nadie, sino perdonar a todos los que le hayan hecho algún mal.
Nuestra preparación para la Santa Comunión es doble, es decir, física y espiritual. La preparación de nuestro cuerpo consta en el ayuno, la abstinencia de los apetitos carnales, vigilias, postraciones y otros sacrificios destinados a purificar y aligerar el cuerpo de todo aquello que lo recarga, lo enciende y lo ensucia. La preparación espiritual comprende una sincera confesión con nuestro padre espiritual, así como leer el canon respectivo y demás oraciones con el debido temor de Dios, atención y humildad.
Asimismo, el fiel que se acerca a la Comunión no debe tener conflictos o estar enemistado con nadie, sino perdonar a todos los que le hayan hecho algún mal, recordando las palabras de nuestro Señor, cuando dijo: “Si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará las vuestras”. Del mismo modo, debe esforzarse en evitar que haya alguien que tenga algo en contra suya.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Urcuș spre Înviere, Editura Mitropoliei Moldovei și Bucovinei, Iași, 1998, p. 248)