Somos como velas que aún deben encenderse
Hay pocos “ejemplares” humanos capaces de arriesgar su vida por Dios y por Su causa en este mundo.
Esto es lo que somos, en las condiciones de esta vida: una lámpara con aceite y mecha, pero todavía apagada.
Cuando alcanzamos el conocimiento de lo que somos en verdad, de que tenemos un parentesco con Dios —que mora justo en nuestra estructura espiritual—, de que somos capaces de elegir libremente un concepto de vida que nos respalde, aunque no le agrade al mundo, Dios enciende esa vela e ilumina toda nuestra vida con la concepción cristiana de lo que son el mundo y la vida.
Usualmente, esa concepción cristiana no es cumplida a cabalidad ni por los creyentes ni por aquellos que la conocen bien, teológicamente. Y es que todos dedicamos una buena parte de nuestra vida al egoísmo. En otras palabras, hay pocos “ejemplares” humanos capaces de arriesgar su vida por Dios y por Su causa en este mundo.
(Traducido de. Părintele Arsenie Boca, Părintele Arsenie Boca – mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 67)