Palabras de espiritualidad

Somos peregrinos en este mundo, esperando llegar al Reino

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Nuestra vida terrenal podría terminar precisamente cuando menos lo pensamos.

La muerte del padre Serafín (Rose), que sorprendió a sus hijos espirituales, debería sorprendernos a nosotros también. ¿Quién hubiera pensado que Dios habría de llevarse a este incansable apóstol del siglo XX, justo cuando se hallaba en el apogeo de su labor misionera? Su deceso debe ayudarnos a entender que Dios tiene planes distintos a los nuestros. Muchos creen que vivirán muchos años, porque tienen hijos que formar, casas que adquirir o negocios por empezar. Está claro que quienes viven obsesionados en prosperar materialmente, viven sin tomar en cuenta la voluntad de Dios. Con todo, ese anhelo paterno de ver crecer a nuestros hijos es algo normal. Lo que no es normal es esa certeza, en algunos, de alcanzar la ancianidad y ver a sus nietos corriendo por todas partes. Nadie sabe cuándo le tocará morir. Nuestra vida terrenal podría terminar precisamente cuando menos lo pensamos. (...)

Una vez, mientras observaba el atardecer —dramático y sereno—, señalando las estrellas de Dios (su único pasatiempo era la astronomía para aficionados), el padre Serafin dijo: “Que esta festividad y la belleza del cielo crepuscular nos recuerden que no somos sino peregrinos en este mundo, esperando llegar al Reino celestial”.

(Traducido de: Ne vorbește părintele Serafim Rose - Scrisori, traducere de Ștefan Francisco Voronca, Editura Egumenița, Galați, 2003, pp. 319-321)