Palabras de espiritualidad

Soy un pecador... ¿cómo podría atreverme a hablarle al Señor?

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

El deber común de todos es este: orar cada uno, pero también orar por los demás, porque nuestro Señor dijo: “Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos (Mateo 18,19)

«Dices que no te queda más esperanza que Dios. Y así lo sientes siempre, porque, sin Su auxilio, el de los hombres es inútil. Luego, esa idea que tienes, que te hace repetir: “¡Soy una pecadora y por eso no me atrevo a orar!, es equivocada.

El Señor vuelve Su rostro cuando los pecadores se empecinan en la envidia y la maldad, reacios a arrepentirse. Cuando, no obsante, regresan a Él llenos de contrición y se afanan en enmendarse, Él deja un poco a los justos y corre al encuentro de los que están volviendo al camino correcto.

¡Así las cosas, no descuides tu oración, usando tu propia pecaminosidad como una excusa para cubrir tu vergüenza! En lo que respecta a la oración de los demás, debes saber que esta sólo puede fortalecer la tuya, pero no sustituirla. El deber común de todos es este: orar cada uno, pero también orar por los demás, porque nuestro Señor dijo: “Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. (Mateo 18,19)».

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul,  Călăuzire către viața duhovnicească, Editura Egumenița, p. 42-43)