¿Te avergüenza ayudar a tu semejante?
A Cristo no le avergüenza recibir tu caridad, esa que das a los pobres, ¡pero a ti te ruboriza tender la mano y entregar unas cuantas monedas!
Aunque todo lo que tengas lo hayas obtenido trabajando honradamente o por haberlo heredado de tu padre, tu hacienda le pertenece a Dios, Quien te la confió para que la uses de acuerdo a las leyes santas. Por eso, no te muestres indiferente ante tus semejantes más necesitados; no los evites y que no te avergüence ayudarlos.
A Cristo no le avergüenza recibir tu caridad, esa que das a los pobres, ¡pero a ti te ruboriza tender la mano y entregar unas cuantas monedas! Si Dios te recompensará por un simple vaso de agua que ofrezcas (Mateo 10, 42), ¡imagínate qué retribución recibirás si te muestras generoso con los más necesitados!
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Egumenița, Galați, 2007, p. 286)