Tener memoria de madre para amar a todos
¡Eso significa ser madre! La verdadera mamá no se acuerda de ninguna ofensa sufrida por parte de sus hijos. ¡Tan grande es el amor que siente por ellos!
¿Has visto cómo es una buena madre? Aunque tenga muchos hijos, y uno o varios de ellos le den toda clase de disgustos, ella siempre es compasiva con todos. Si ve que uno de sus hijos ha caído al agua y se puede ahogar, o está cerca del fuego y se puede quemar la mano, y le grita: “¡Mamá, ayúdame!”, ella corre a socorrerlo y se le olvida cualquier enfado anterior. No le importa arriesgar su vida, si se trata de salvar a sus hijos.
¡Eso significa ser madre! La verdadera mamá no se acuerda de ninguna ofensa sufrida por parte de sus hijos. ¡Tan grande es el amor que siente por ellos! Eso es exactamente lo mismo que tenemos que hacer nosotros con nuestros semejantes. Es nuestro deber ser comprensivos e indulgentes con todos, sin importar sin son conocidos o ajenos a nuestra familia. Esto es lo que Dios nos pide en el Santo Evangelio.
¿Has visto lo que hace la gallina? Aunque tenga muchos polluelos, si te acercas a coger uno de ellos con la mano, viene hacia ti y lo defiende como pueda. También una buena madre pone toda su alma por sus hijos. Ese corazón de madre es lo que Dios espera de nosotros. Que amemos a todos como una madre. Si esa persona que en algún momento nos ofendió, necesita ahora de nuestra ayuda, tenemos que acudir en su auxilio, para que vea que hay amor en nosotros y que no recordamos el mal que nos hizo. Solamente sí seremos hijos de Dios por la Gracia.
(Traducido de: Ne vorbește părintele Cleopa II, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2004, p. 15)