Tener un corazón sencillo para darnos a los demás
Al relacionarte con otros, lo primero que debes tener es un corazón simple. Y si alguien interpreta equivocadamente tus palabras, es que Dios quiere castigarte por alguna culpa tuya.
«Me preguntas cómo debes comportarte con los demás. Tu propio pensamiento te ha dado ya la respuesta correcta: al relacionarte con otros, lo primero que debes tener es un corazón simple. Y si alguien interpreta equivocadamente tus palabras, es que Dios quiere castigarte por alguna culpa tuya. No obstante, eso que a ti te parece haber dicho desde la sencillez de tu corazón, pero, al mismo tiempo, por la costumbre de hablar mucho, otros, por su propia forma de ser, lo pueden interpretar de forma errada. Por eso, la prudencia al hablar es algo recomendable en todo momento. Si sabes que tu interlocutor entiende todo lo que dices, puedes comportarte como hemos dicho. Pero no todos tienen la misma capacidad de entendimiento: “Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas” (Mateo 10, 16). Trata de ser tu propio preceptor».
(Traducido de: Filocalia de la Optina. Volumul I, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 475)