Tiene cura. El alcoholismo es una enfermedad, una enfermedad muy destructora. Tenemos que pensar en este problema y asumirlo como una enfermedad y no como un vicio cualquiera. Es una enfermedad como, por ejemplo, la diabetes. Esto lo entenderemos de mejor manera si entramos en contacto con los centros de recuperación especializados. Pero, además, es necesario que el enfermo quiera sanar. Al igual que el enfermo de depresión, me doy cuenta de que estoy enfermo y deseo estar sano otra vez.

Mientras esto no suceda, quienes rodean a la persona no tienen nada qué hacer. Pero también ellos pueden aprender a no alimentar la dependencia de la persona. La familia y los amigos del alcohólico, o de una persona con dependencia, se vuelven codependedientes, desarrollando un comportamiento típico. Lo importante es conocer todo aquello que pueda ayudar a superar ese gran sufrimiento. Por eso, insisto, el alcoholismo es una enfermedad que debe ser tratada con mucha seriedad.

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Deschide Cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 152)