Palabras de espiritualidad

¿Tiene memoria el corazón?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Este sistema espiritual de memoria es conocido por experiencia, por medio de la oración con la mente y sus resultados.

Los Padres que conocen a Dios saben, por experiencia propia, que el hombre tiene dos sistemas de “memoria”. Uno es la “memoria” localizada en las células, vinculada al sistema neurológico del organismo humano, mientras que el otro es el de la “memoria espiritual”, vinculada al recuerdo de Dios y que actúa en el alma y el corazón. No hace mucho encontraron el ADN en el centro de cada célula, y este es el sistema de memoria de cada uno de esos elementos. Cada célula tiene también un sistema de memoria. Luego, sabemos que hay memoria en cada célula. Por eso es que cada célula sabe qué hacer, cuáles genes encender y cuáles apagar para formar la nariz, los ojos, etc..

También tenemos la otra forma de memoria, atinente al sistema neurológico. El entero sistema neurológico es un sistema de memoria, un sistema de comuncación entre distintas las partes del cuerpo y el cerebro. Y este cerebro, como recién se ha demostrado, hace también matemáticas, y todo sucede ahí. Este sistema neurológico, con su materia gris, se halla aquí, arriba, y es todo un sistema de memoria. Hablando de todo esto con un monje del Monte Athos, éste exclamó: “¡Vaya, qué hermoso!”. Y antes de que yo pudiera agregar algo, dijo otra vez: “¿Pero acaso saben ellos (los científicos) que también el corazón tiene una memoria, que es el recuerdo incesante de Dios? ¿Es que saben que esa es otra memoria, el recuerdo de Dios, pero no funciona?”.

En consecuencia, tenemos células, que funcionan de forma normal; materia gris, la razón, que funciona normal; la adaptación al medio, que funciona bien: la nutrición del hombre, que funciona más o menos bien, según qué comemos; y, con todo, hay algo más, algo que no funciona, a pesar de existir. No funciona. Luego, eso que existe y no funciona no es sólo una cuestión teológica, sino también biológica, química, psicológica, psiquiátrica. Es gracias a ello que creo y soy ortodoxo.

Este sistema espiritual de memoria es conocido por experiencia, por medio de la oración con la mente y sus resultados. Quien sufre de depresión puede sanar rehaciendo los vínculos químicos en las sinapsis del cerebro. Pero, paralelamente, por medio de la acción del Espíritu Santo se realiza también la sanación del alma, que se extiende a todo el cuerpo. Así, por medio de la oración mental, en el corazón suceden diversos fenómenos, fuera del amor, y en la persona deja de existir el temor. Al contrario, permanece impasible, de manera que podría soportar los peores tormentos sin renunciar a Cristo. Esto se observa también en las enfermedades físicas y espirituales. Las peores afecciones del hombre no son las del cuerpo, que pueden sanarse consultando con un médico y siguiendo determinado tratamiento. Las más graves enfermedades del hombre son las que atañen a su personalidad y que, al fin de cuentas, le hacen irse a la guerra, matar a otros, robar y mentir.

(Traducido de: IPS Ierótheos Vlachos, Mitropolitul Nafpaktosului, Dogmatica empirică după învățăturile prin viu grai ale Părintelui Ioannis Romanidis, Volumul II, Editura Doxologia, Iași, 2017, pp.102-103)