Palabras de espiritualidad

Todo el ser de la mujer sirve a su sentido materno

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Todas las características y cualidades femeninas sirven, de una forma u otra, al propósito materno de la mujer.

Examinemos otra causa —muy importante—, que hace que la mujer se sienta atraída por el hombre y espere de él que sea responsable, fuerte, viril, decidido, independiente y, al mismo tiempo, tierno.

La mujer no busca sólo un esposo, sino también un padre para sus futuros hijos. A menudo, ella hace esto inconscientemente, quizá sin pensarlo siquiera. No obstante, siente —con todo su ser— que las cualidades enumeradas arriba serán indispensables, no sólo para sí misma, sino también para la familia entera. Cuando la mujer pierde a su esposo o cuando no se ha casado, le resulta muy difícil criar y educar a sus hijos. Y no sólo debido a ciertas carencias materiales que pudiera enfrentar.

El hombre representa una autoridad para los niños, la capacidad de tomar decisiones, y un apoyo para toda la familia. (...)

La maternidad de la mujer se manifiesta en todo su ser. Por ejemplo, a primera vista parecería que la mujer es pragmática por naturaleza. ¿Cuáles son, usualmente, los temas que discuten la mayoría de mujeres (y que la mayoría de hombres no soportan)? Cómo preparar las conservas para el próximo invierno, la urgencia de ciertas reparaciones caseras, el modelo de lavadora que se compró no sé quién, qué jarabe necesita alguno de los niños para el resfriado, etc. Tales preocupaciones no demuestran que la mujer no sea inteligente, sino que su principal interés es su propia familia, sus hijos. Para ella, sus hijos son su más grande felicidad.

Todas las características y cualidades femeninas sirven, de una forma u otra, al objetivo materno de la mujer. Por ejemplo, su capacidad para adaptarse al cambio de condiciones de vida y sobrevivir en circunstancias diferentes. Ella sabe que, ante cualquier contratiempo serio, el cuidado de la familia caerá sobre sus hombros. Incluso el mismo “egoísmo femenino” (que, a propósito, es un término puramente masculino) no es otra cosa que el cuidado inconsciente que la mujer se prodiga a sí misma, como madre y administradora del hogar.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, El şi ea: în căutarea armoniei conjugale, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu Vlas, Editura Sophia, București, 2014, pp. 27-28)

 

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