Todo lo que engloba el Sacramento de la Confesión
El reconocimiento de los pecados se hace ante Cristo Mismo, teniendo a la Iglesia entera como testigo, apoyo y soporte, en la persona del sacerdote.
Una sola lágrima, un solo suspiro, o un pensamiento contrito ante Dios, son suficientes para recibir el perdón de cualquier pecado imaginable. Pero además es necesario que nosotros mismos seamos conscientes del pecado y se lo revelemos al Dios del perdón.
Aquí es donde nos ayuda acudir a confesarnos. (Con la confesión) nos obligamos a examinar nuestro ser, a encontrar las palabras que nos sirvan a descubrir nuestros más recónditos focos de infección, y a darnos cuenta de la maldad que hay en nosotros.
El reconocimiento de los pecados se hace ante Cristo Mismo, teniendo a la Iglesia entera como testigo, apoyo y soporte, en la persona del sacerdote. Por eso es que no se entra en detalles: no es relevante la descripción de los hechos, sino evidenciar la fuente del mal en nuestro interior.
(Traducido de: Tito Colliander, Credința și trăirea ortodoxiei, traducere de Părintele Dan Bădulescu, Editura Scara, București, 2002, p. 50)