Todo lo que podemos hacer desde el amor y la compasión por nuestro semejante
Un día, escuché cómo el padre le decía a un indigente: “Un momento… Déjame ir un poco hasta la esquina (de la calle) y te daré algo”. Efectivamente, caminó hasta la esquina, se quitó la única camisa que yo sé que tenía, y volvió para dársela al necesitado.
¿Existe también la caridad espiritual? ¿Podemos ayudar al otro incluso cuando no podemos darle dinero?
—Claro que sí. Con un consejo, con tu compasión, con tus lágrimas. Cuando compartes la alegría de los demás. Cuando le das al otro lo que le falta, algo que necesita en realidad. De acuerdo con el sentido común, el cristiano jamás debe decirle “no” a nadie. Pero también puede suceder que te parezca que no tengas nada material para dar. Aun así, bien puedes dar tu pañuelo, si está limpio. Cualquier cosa... ¿Tienes un bastón? Dáselo a quien lo necesita más que tú. Vuelve a casa sin tu pañuelo o sin tu bastón.
Un día, cuando iba caminando con el padre Juan Cononov, escuché cómo este le decía a un indigente: “Un momento… Déjame ir un poco hasta la esquina (de la calle) y te daré algo”. Efectivamente, caminó hasta la esquina, se quitó la única camisa que yo sé que tenía, y volvió para dársela al necesitado, diciéndole: “¡Listo! ¡Toma!”, Se quedó solo con la sotana. Y siguió haciendo sus cosas como si nada, aun a sabiendas de que no tenía una sola camisa más en su casa. Con el tiempo, comenzó a utilizar la ropa que había quedado de su difunto padre. Pero no tardó mucho en regalársela a los pobres.
(Traducido de: O viață de jertfă – Mărturisirile Cuviosului stareț Samson Esper, Traducere de Severin Alexandru, Editura Egumenița, Galați, 2010, p. 70)