Palabras de espiritualidad

Todo ocurre para nuestro propio bien

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

Muchas de esas pruebas nos vienen para reconducirnos, para extinguir nuestros pecados pasados, para eliminar nuestra falta de atención actual, o para evitar pecados futuros.

Es propio de quien practica la paciencia, el considerarse a sí mismo como la causa de las pruebas que enfrenta. Y puede que así sea, en realidad.

Y es que muchas de esas pruebas nos vienen para reconducirnos, para extinguir nuestros pecados pasados, para eliminar nuestra falta de atención actual, o para evitar pecados futuros.

Aquel que considera, así, que por alguna de estas razones debe enfrentar las pruebas, no se lamenta cuando es golpeado, especialmente si es consciente de su pecado, y tampoco acusa a aquel que le ocasiona tales tentaciones, ya que es por medio suyo —o por medio de otra persona— que deberá beber la copa del juicio divino. Al contrario, dirige su mirada a Dios y le agradece por haber permitido esas pruebas, y se culpa sólo a sí mismo, aceptando cualquier amonestación con buena disposición, comportándose como David con Simei, o como Job con su esposa.

El insensanto, sin embargo, le pide a Dios que se apiade de él, pero no recibe la misericordia cuando la ve venir, porque no ha venido como la quería él, sino de la forma en que el médico de almas consideró que era más adecuado. Por esta razón, el insensato se vuelve negligente y se turba, y algunas veces se subleva encendido por los demonios. Y otras, cuando blasfema contra Dios, mostrándole su contrariedad, no recibe sino golpes.

(Traducido de. Sfântul Maxim Mărturisitorul, Cuvânt ascetic, cap. 22, în Filocalia, vol. II, p. 34)