Todos los santos oran por nuestro matrimonio, si les pedimos su ayuda
El crecimiento espiritual es esfuerzo, perseverancia y paciencia.
La lectura de la vida de los santos es un auxilio importante para crecer en tu vida espiritual, seas casado o soltero. El crecimiento espiritual es esfuerzo, perseverancia y paciencia. Es un avanzar entre errores y caídas. No debes, entonces, caer en la desesperanza, por lento que te parezca ese progreso o por lejano que te parezca el ejemplo de los santos. Ellos mismos dejaron testimonio escrito de sus luchas.
San Doroteo de Gaza dice: “Pon en práctica lo que te digo y esfuérzate en entender lo que escuchas, porque hasta que no actúes, no podrás profundizar en ello solamente por medio de la palabra”. Debes leer la hagiografía confiando en que los santos aún viven, morando con Cristo en el Cielo. ¡Cuánto consuelo nos proporciona el saber y recordar que los santos casados, como todos los demás, nos invitan siempre a pedirles con nuestras oraciones, compartiendo con ellos y acercándonos más al Señor, por medio de su amor, sus ruegos y su presencia!
San Juan de Kronstadt nos recuerda: “Debemos mantener una relación espiritual viva con quienes habitan los Cielos: apóstoles, profetas, mártires, santos, obispos, justos... con todos los santos, porque ellos son miembros de un mismo cuerpo, la Iglesia de Cristo, a la que pertenecemos también nosotros, indignos, y cuya Cabeza es nuestro mismo Señor Jesucristo. Precisamente por esto los llamamos con nuestras oraciones, hablamos con ellos, les agradecemos y los veneramos. Es necesario que cada cristiano se una a ellos, si desea avanzar en su vida cristiana, porque los santos son nuestros amigos, nuestros guías a la salvación, pidiendo e intercediendo siempre por nosotros”.
(Traducido de: David şi Mary Ford, Căsătoria ‒ cale spre sfinţenie, Editura Sophia, Bucureşti, 2007, p. 51)