Todos necesitamos hacernos mansos y humildes
Quien carezca de humildad, tampoco tendrá esperanza en la salvación. Solamente Dios, con Su misericordia, podrá salvarlo.
Usualmente, la modestia está ligada a la mansedumbre. El hombre que no sea manso y modesto, no podrá ser humilde. De hecho, en su interior hasta podría ser un vanidoso. Por eso, la humildad siempre está ligada a un comportamiento exterior correcto, manso. No pretendas ser el maestro de nadie. No des sugerencias a quien no te las haya pedido. No amonestes. No te justifiques (para dar una buena impresión).
Este es el camino más corto hacia la humildad, la humildad del corazón: considerarme un ser inferior a una simple mosca. Quien desprecie esa actitud de sencillez total, se hallará muy lejos de la verdadera humildad. Y quien carezca de humildad, tampoco tendrá esperanza en la salvación. Solamente Dios, con Su misericordia, podrá salvarlo.
(Traducido de: O viață de jertfă – Mărturisirile Cuviosului stareț Samson Esper, Traducere de Severin Alexandru, Editura Egumenița, Galați, 2010, p. 44)