Palabras de espiritualidad

Un aspecto que solemos ignorar del Sacramento de la Confesión

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El sacerdote tiene la misión de ayudar al fiel a sacar a la superficie no solamente los pecados, las miserias y las maldades cometidas, sino especialmente las bellezas interiores latentes en cada persona.

Con el Sacramento de la Confesión, el sacerdote tiene la misión de ayudar al fiel a sacar a la superficie no solamente los pecados, las miserias y las maldades cometidas (evidenciando el perjuicio temporal y eterno que esto trae al hombre), sino especialmente las bellezas interiores latentes en cada persona. Por eso, cada fiel debe ser recibido (por el sacerdote) con delicadeza y comprensión, con dolor y con amor, ayudándolo a salir de la desesperanza y la suciedad del pecado a la luz del encuentro con nuestro Dios, que es bueno y amoroso.

Cada fiel debe entender que Cristo fue crucificado por él, y que también nosotros debemos crucificarnos para el pecado, para resucitar junto con Él. Dicho esto, cada confesión tendría que hacernos más conscientes de nuestras bondades interiores, mismas que, si las ofrecemos desinteresadamente a los demás, más refulgentes se vuelven, aunque esto no debe llevar a nadie a caer en el orgullo.

(Traducido de: Ieromonahul Adrian Făgețeanu, Ieromonahul Mihail StanciuDe ce caută omul contemporan semne, minuni și vindecări paranormale? Un răspuns ortodox, Editura Sophia, București, 2004, pp. 44-45)