Un corazón que pueda acoger a Dios
“Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, según Su voluntad” (Filipenses 2, 13). No lo pienses más, solo entrégale tu corazón al Señor, y Él lo hará Su templo.
San Esteban dijo: “El Altísimo no habita en casas hechas por manos de hombres… (Él dice:) el Cielo es Mi trono, y la tierra, el estrado de Mis pies; ¿qué casa podríais construirme y qué lugar para reposo Mío?”. Solamente el templo no-creado por el hombre, que es el corazón, puede acoger a Dios, como dijo el Señor: “El que me ama guardará Mi doctrina, Mi Padre lo amará y Mi Padre y Yo vendremos a él y viviremos en él” (Juan 14, 23).
La forma en que esto ocurre es realmente incomprensible para nosotros, pero es algo cierto, porque está claro que es “Dios el que obra en vosotros el querer y el obrar, según Su voluntad” (Filipenses 2, 13). No lo pienses más, solo entrégale tu corazón al Señor, y Él lo hará Su templo. Eso sí, tienes que dárselo por completo.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Traducere din limba rusă de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 38)