Un enviado de Dios para cuidarnos y guiarnos día a dia
El ángel custodio es un enviado de Dios para resguardar el cuerpo y el alma del creyente.
Cada cristiano tiene, desde el día de su Bautizo, un ángel bueno, que se mantiene a su diestra y lo aconseja para que actúe de forma agradable a Dios. Además, ese ángel lleva un registro minucioso de cada una de las buenas acciones que el hombre hace en su vida, para presentarlo en el Día del Juicio, cuando “los libros se abrirán”. El ángel custodio es un enviado de Dios para resguardar el cuerpo y el alma del creyente.
El ángel no duerme jamás, como dice el salmista: “Él no permitirá que tropiece tu pie, ni que se duerma tu guardián” (Salmos 120, 3). En el Día del Juicio, el ángel ayuda al alma de la que ha cuidado en este mundo, y viaja con ella para presentarse ante el estremecedor Juez.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 132)