Un llamado a los cristianos de hoy
Oremos a Dios. Y Él, por la fe del pueblo y la de cada uno de nosotros, nos dará lo que necesitamos, solo cuanto necesitamos, no más, porque es suficiente.
¡Volvamos a la oración, llenemos las iglesias, trabajemos lo más que podamos! Cuando vemos que una fábrica no funciona, porque vino uno y la saqueó, que hay otros alardeando en el gobierno porque ya no saben qué hacer con su dinero, entonces la vida rural deja de ser algo vergonzoso. Si la mamá tiene una huerta, les da a sus hijos algo de la cosecha y también da a otras personas. Todos se ayudan. Y así es como nos acordamos de que somos inmortales, que vivimos y creemos en Cristo y que tenemos a Dios en nuestro corazón, y que nuestro país es realmente rico y nos alimenta a todos. ¡Pero también estos tiempos pasarán! Hoy, unos pocos engordan, y engordan mucho. Está bien, es su momento. Mejor cerremos la boca y oremos a Dios. Y Él, por la fe del pueblo y la de cada uno de nosotros, nos dará lo que necesitamos, solo cuanto necesitamos, no más, porque es suficiente.
(Traducido de: Mi-e dor de Cer, Viața părintelui Ioanichie Bălan, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 539)