Un pensamiento no viene y simplemente se va
Proteger el alma, de los pensamientos, es un trabajo duro, aunque no lo terminemos de entender.
Proteger el alma, de los pensamientos, es un trabajo duro, aunque no lo terminemos de entender. No raras veces decimos, “¿Para qué proteger mi alma de los pensamientos? Los pensamientos vienen y se van. ¿Para qué luchar en contra de ellos?” ¡Qué grave error!
Los pensamientos no vienen y se van, simplemente. Un pensamiento puede dañar el alma del hombre, otro puede determinarlo a desviar completamente su camino de vida y tomar una dirección completamente distinta. Los Santos Padres dicen que existen pensamientos que vienen de Dios, otros, de nosotros mismos, es decir, de nuestra propia naturaleza, y pensamientos que vienen del maligno. Para distinguir de dónde vienen los pensamientos, para saber si han sido inspirados por Dios, si han sido enviados por el maligno o si vienen de nuestra naturaleza, es necesaria mucha sabiduría.
(Traducido de: Starețul Varsanufie de la Optina, Ne vorbesc stareții de la Optina, Editura Egumenița, p. 146)