Un pequeño esfuerzo de nuestra parte puede cambiarnos la vida
Si vas a la iglesia como asistiendo a un espectáculo cualquiera, entonces no estás haciendo nada. Lo importante es asistir, esforzarse un poco, aunque quizás hoy no sientas tantas cosas sucediendo en tu interior.
Así es como obra la Gracia de Dios, por medio del esfuerzo, cuando participamos un poco en el sacrificio que tiene lugar sobre la santa mesa del Santo Altar. Pero si vas a la iglesia como asistiendo a un espectáculo cualquiera, entonces no estás haciendo nada. Lo importante es asistir, esforzarse un poco, aunque quizás hoy no sientas tantas cosas sucediendo en tu interior, porque verás que mañana sentirás mucho más y el domingo siguiente, todavía más. En la iglesia escucharás una explicación de lo que es el ayuno y el Evangelio; escucharás, finalmente, una hermosa conclusión de la doctrina que practicas día tras día. Además, en la iglesia le agradeces a Dios por la semana que ha terminado y le pides Su auxilio para la semana que viene. De esta manera, si estás enfermo espiritualmente o con tu cuerpo, y si tienes fe, notarás cómo pronto viene la sanación.
Sanarás espiritualmente y físicamente. Encontrarás un equilibrio general. Y verás la forma desde otra perspectiva, si sigues la Palabra de Dios. “Esta es la forma en que tu hijo puede sanar”, le digo a la mujer que viene a contarme sus problemas familiares, “así podría haber sanado también tu esposo, si hubieras tenido desde el comienzo la preparación y la guía necesarias para modelarlo cristianamente…”.
(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri duhovniceşti, Conta, 2007, p. 33)