Un razón de peso para renunciar al egoísmo
El beneficio de las tentaciones es grande, si vienen de Dios para que aprendamos.
El beneficio de las tentaciones es grande, si vienen de Dios para que aprendamos. Por medio de las tentaciones alcanzamos la virtud. Eso sí, oremos para que las tentaciones no vengan por la aquiescencia de Dios, porque sobrepasarían nuestras fuerzas. Dios permite tales pruebas por causa de nuestro egoísmo: sin duda, todos somos egoístas, pero aquí se trata de un egoísmo que ha venido a morar en nosotros y que no queremos echar afuera. Es entonces cuando Él permite que enfrentemos tentaciones más fuertes que nosotros mismos. Y dos cosas pueden ocurrir: o te haces humilde y Dios te perdona, o, debido a las dimensiones de tu egoísmo, te haces un mal mayor, hasta llegar al suicidio, o a la renuncia al monacato, etc. Por eso, pidámosle al Señor que nos libre de tales tentaciones.
(Traducido de: Părintele Efrem Anthonitul, Credință și mântuire, Editura Bunavestire, p. 18)