Un sencillo consejo sobre la forma de alcanzar la salvación
Es mil veces, o un millón de veces preferible que el hombre, en vez de buscar otros métodos, se dedique simplemente a hacer lo que Dios dispuso que hiciera.
¿Qué debo hacer para salvarme? ¿Leer (himnos) acatistos, hacer postraciones, visitar monasterios?
—Sencillamente haz bien lo que Dios te confió hacer: cuida a tus hijos y esmérate en tu trabajo, de manera que sientas que estás agradando a Dios. Con esto es suficiente. No necesitas agobiarte con nada más.
No obstante, es difícil ser perseverantes… A mí, por ejemplo, me cuesta no enfadarme con mi hija. Y sé bien que lo seguiré haciendo. Cuando esto sucede, acudo pronto a cualquier monasterio —buscando tranquilizar mi conciencia—, y dejo un poco de dinero para que oren por mí.
—Ese gesto tuyo no parece algo malo, pero es mil veces, o un millón de veces preferible que el hombre, en vez de buscar otros métodos, se dedique simplemente a hacer lo que Dios dispuso que hiciera. Claro está, no es malo acudir al monasterio, pero es mejor soportar con mansedumbre y humildad todas las circunstancias y situaciones que debemos enfrentar ahí en donde Dios nos puso… ¡Y hagamos lo que hagamos, todo debe hacerse para mayor gloria de Dios!
(Traducido de: Cum să biruim iubirea de arginți, Editura Sophia, București, 2013, p. 19)