Palabras de espiritualidad

Una certera forma de encontrar paz y consuelo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Estemos seguros de que, si oramos con una fe encendida y con un corazón contrito y humilde, Él nos dará lo que le pedimos.

El enemigo invisible ataca sin piedad al cristiano. Y puede que este no tenga al alcance un médico espiritual, ante el cual abrir su corazón y hablarle de sus sufrimientos, o mostrarle las heridas provocadas por el maligno, para recibir el tratamiento adecuado (medicamentos, consejos, consuelo, valor). En este caso, si el creyente no tiene un médico espiritual, se hallará en peligro de muerte, especialmente si también carece de experiencia. Sin embargo, como padre y doctor espiritual, aunque soy indigno, les enseñaré la forma de encontrar alivio en el dolor, un bálsamo para las heridas del alma, y un auxilio en caso de peligro, si no tienen un padre espiritual al cual acudir.

¿En qué consiste este camino? En buscar con nuestras oraciones a nuestro Señor Jesucristo, Quien es nuestro Protector y nuestro Salvador, y Quien fuera crucificado por nosotros. Estemos seguros de que, si oramos con una fe encendida y con un corazón contrito y humilde, Él nos dará lo que le pedimos, porque Él mismo dijo: ‟Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le abrirá” (Matei 7, 7-8).

Y si alguna vez el Señor tarda en darnos lo que le pedimos, es por lo endeble de nuestra fe, o porque nuestro corazón no ha sido purificado suficientemente, o porque somos orgullosos, o por cualquier otro motivo que Él conoce y utiliza para nuestro propio bien. El Espíritu Santo dice que “Dios no desprecia a un corazón contrito y humilde” (Salmos 50, 18). De cualquier forma, cuando encuentres un padre espiritual, visítalo con frecuencia para confesarle sinceramente tus pecados.

(Traducido de: Părintele Filothei Zervakos, Ne vorbește Părintele Filothei Zervakos, Editura Egumenița, p. 284-285)