Palabras de espiritualidad

Una cualidad divina

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

La humildad pareciera ser asunto de siervos o súdbitos, pero en realidad es una cualidad de señores y emperadores. Es una cualidad divina.

Usualmente, cuamdo amamos a alguien, esperamos algo de él o de ella. Esperamos que también nos ame y nos retribuya el amor que le ofrecemos. O si tenemos alguna autoridad sobre esa persona, por ejemplo, si se trata de nuestro hijo, queremos que elija el camino correcto. Y ocurre que buscamos la forma de imponernos al otro, así se trate de nuestro hermano, nuestro hijo, o nuestro padre, al punto de destruirle la libertad y la vida, con tal de procurarle su bien. Dios es amor, pero también es humildad. Y estas dos virtudes, finalmente, constituyen una sola.

Cierta vez, escuché a mi padre espiritual dar una “definición”, si se quiere, de lo que es la humildad. Es una descripción que no he encontrado en ninguna otra parte. Él decía que la humildad (entendida en espíritu y en verdad) es la cualidad del amor de Dios que se da sin la posibildad de retornar a Él. La humildad es la característica del amor de Dios que se puede compartir y que nunca se agota. Ciertamente, la humildad tiene un aspecto como de degradación y empequeñecimiento, al punto que el humilde puede ser visto como un siervo. Y es que también Cristo, dice San Pablo, asumió el aspecto de siervo y se supuso a la muerte, y una muerte de Cruz. Sin embargo, entendido en espíritu y en verdad, lo que hizo Cristo demuestra que no le temía a la muerte y a la humillación. No había nada que pudiera haber vencido Su poder divino. ¿Y cuál es ese invencible poder? Paradójicamente, la humildad Y, cuando el hombre, como Cristo, se hace humilde hasta la muerte, se vuelve invencible en el amor y en la experiencia de la Gracia. ¡Que el Señor nos otorge morir con esta Gracia, para no gustar de la muerte! [...]

Cuando el hombre llega a experimentar la humildad, se llena de una fuerza que estremece a todo lo que le teme a Dios, porque no hay nada que pueda vencerla. La humildad pareciera ser asunto de siervos o súdbitos, pero en realidad es una cualidad de señores y emperadores. Es una cualidad divina.

En el segundo libro del padre Sofronio, que es un testimonio de su vida, menciona lo mucho que se ha hablado sobre Dios: que es amor, luz, poder, etc. Y continua el padre Sofronio: “Si también yo pudiera decir algo sobre Dios, diría que es humildad, y esta humildad, inefable y maravillosa, incomprensible para la mente humana —aunque, si la vivimos, la podemos entender, no en el sentido intelectual, sino viviendo en nuestros huesos su Gracia—, es precisamente un peligro para el hombre, porque ni Dios ni Su amor humilde se imponen al hombre”.

(Traducido de: Ieromonah Rafail Noica, Cultura Duhului, Editura Reîntregirea, p. 32-34)