Un día, una mujer empezó a lamentarse con el padre de los sufrimientos que tenía que enfrentar por causa de su enfermedad, y después le preguntó si, una vez purificada su alma, aquella dolencia desaparecería. El padre le respondió:

—Hay diferentes enfermedades, y muchos de nuestros padecimientos provienen de los pecados de nuestros antepasados, porque solo así también ellos pueden alcanzar la salvación.

(Traducido de: Sfântul Lavrentie de la Cernigov. Viața, învățăturile și minunile făcute de Dumnezeu prin acest mare Părinte, Editura Credința strămoșească, 2003, p. 38)