Palabras de espiritualidad

Una forma de desarticular los planes del maligno

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Las dos tácticas principales del demonio son estas: atacar al cristiano con la soberbia y la vanidad, o con el empequeñecimiento del alma y la desesperanza.

«Me cuentas que algunas veces te sientes tan débil, que llegas a la extenuación espiritual, incluso hasta la desesperanza. Debes saber que las dos tácticas principales del demonio son estas: atacar al cristiano con la soberbia y la vanidad, o con el empequeñecimiento del alma y la desesperanza. San Juan Climaco nos habla de un asceta muy experimentado, quien aprendió a desmontar las artimañas del enemigo valiéndose de sus mismas armas. Cuando los demonios querían llevarlo a la desesperanza, el monje decía: ‟¿Cómo es posible? ¿Se os olvida que hasta ahora me habéis estado elogiando y arrojándome a la soberbia?”, destruyendo, así, las malas intenciones de los espíritus impuros. Y si estos volvían a elogiarlo y a darle motivos para el orgullo, el asceta exclamaba: ‟¿Cómo así? Me parece que hasta hace poco queríais hacerme caer en la desesperanza... ¿no os dais cuenta de la contradicción en la que estáis cayendo?”. Así, este asceta, con la ayuda de Dios, se libraba de las artimañas del maligno, utilizando inteligentemente sus mismas armas.

Del mismo modo, escribes que hay veces en las que quisieras alzarte con valentía en contra de los enemigos, y me preguntas si es algo correcto. Lo opuesto a la valentía, la cobardía espiritual, demuestra que no es correcto. No está a nuestro alcance alzarnos en contra de las perversiones del astuto enemigo; lo que debemos hacer es acudir, con toda humildad, al auxilio y la protección de Dios, invocando a nuestro Señor y a Su Santísima Madre, como nos aconseja San Juan Clímaco: “Aparta a los enemigos, valiéndote del Nombre de Jesús”».

(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, volumul 1, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 153)

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