Una palabra suave puede más que un gesto severo
“No es posible ganarte a nadie con la severidad. Elige siempre la bondad”.
Un amigo me confesó que sufría debido al comportamiento severo de sus jefes. Esta situación amenazaba con humillarlo y dar una impresión errada de su forma de ser. El anciano lo recibió, lo escuchó, le explicó bien las cosas y le hizo una radiografía espiritual muy correcta:
«Eres bueno, sensible, pacífico… eres un cordero de Dios. Pero, cuando los demás se comportan duramente contigo, les respondes en tu interior, y, entonces, ellos te juzgan equivocadamente y no te comprenden. En cambio, cuando te tratan suavemente, eres capaz de cosas maravillosas, que asombran a todos. Esas personas que te han juzgado de forma equivocada y te han herido, no conocen aquella antigua fábula del viento y el sol, quienes una vez discutían, cada uno afirmando que era más fuerte que el otro. Así, decidieron ponerse a prueba: El que consiguiera que un caminante —quien justamente pasaba por el lugar— se quitara el abrigo, sería declarado el más fuerte. Entonces, el viento empezó a soplar a toda potencia… pero al caminante le dio frío e inmediatamente se abrochó todos los botones del abrigo; después, siguió su camino, con los brazos apretados para hacer frente al viento. A continuación, vino el turno del sol. Asomándose alegremente detrás de unas nubes, su cálida luz empezó a inundar todo el paisaje, de tal forma que el caminante sintió calor y se quitó el abrigo. Entonces, el sol le dijo al viento: “¿Ves quién de los dos es el más fuerte?”».
Y concluyó: “No es posible ganarte a nadie con la severidad. Elige siempre la bondad”.
(Traducido de: Părintele Porfirie, Antologie de sfaturi și îndrumări, Editura Bunavestire, Bacău)