Una prueba palpable de santidad
Se sabe que una vez escuchó la voz de la Madre de Dios mientras se oficiaban las vigilias de la Natividad del Señor. Después de partir a la eternidad, de sus reliquias empezó a brotar mirra, como una prueba palpable de su santidad.
San Simón, fundador del Santo Monasterio de Simonos Petra, en el Monte Athos, llevó siempre una forma de vida ascética, en una humilde cueva situada a un lado del monasterio, misma que aún hoy puede visitarse. Se sabe que una vez escuchó la voz de la Madre de Dios mientras se oficiaban las vigilias de la Natividad del Señor; además, durante años luchó contra los demonios, venciéndolos, y salvó a uno de sus discípulos que había caído desde lo alto a un acantilado, y también sanó a la hija del voivoda serbio Iván Uglieshi, quien estaba poseída por el maligno.
Después de partir a la eternidad, de sus reliquias empezó a brotar mirra, como una prueba palpable de su santidad.
(Traducido de: Arhimandritul Ioannikios, Patericul athonit, traducere de Anca Dobrin și Maria Ciobanu, Editura Bunavestire, Bacău, 2000, pp. 199-200)