Palabras de espiritualidad

Una realidad viva y cruda

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Ahora déjame que te explique qué es lo que pasa. Esos tres niños que se te aparecen son precisamente los tres que, como tú misma reconoces, mataste antes de que el sol los besara con gozo.

«Me cuentas que hay un sueño que te atormenta. Una vez cierras los ojos, se te aparecen tres niños y te insultan, se burlan de ti, te amenazan y te aterran. Dices que has visitado a muchos facultativos, y todos te han dicho que no es nada. Tú les respondes: “Si no es nada, ¡ayúdenme a apartar de mí esa nada! ¿Cómo podría ser nada algo que me atormenta desde hace seis meses?”. Pero ellos insisten en su postura. “Lo que usted tiene que hacer es cambiar de aires, asisitir a más eventos sociales, comer saludablemente... Esto no es más que una banal hipocondría”. Créeme, yo conozco a esa clase de “expertos”. Suelen llamar “hipocondría”, “telepatía” o “autosugestión”, a lo que se trata de una realidad espiritual que no puede ser sanada con cosas de rutina, como salir al aire, distraerse o beber agua mineral y vino.

Ahora déjame que te explique qué es lo que pasa. Esos tres niños que se te aparecen son precisamente los tres que, como tú misma reconoces, mataste antes de que el sol los besara con gozo. Ahora se están vengando de ti. Y la venganza de los muertos es terrible, muy terrible. Ya que dices que eres intelectual, te voy a hablar desde los libros. ¿Te acuerdas de Macbeth, de cómo el espíritu de un muerto mató a un rey inglés? ¿O cómo el príncipe Vladislavo, asesino de Vladimiro, fue muerto por el espíritu de este último?

Pero talvez no has leído nada sobre esto que voy a relatarte: el emperador Constancio tenía un hermano, Teodosio, a quien no amaba, porque creía que quería usurparle el trono. Por esta razón, el emperador forzó a Teodosio a ser ordenado diácono. El miedo, sin embargo, nunca le abandonó. Finalmente, el emperador decidió cometer una vileza. Ordenó que Teodosio fuera asesinado entre tormentos. Sólo después de esto pudo respirar tranquilo, creyendo que había desvanecido el peligro que tanto le hacía sufrir. Ignoraba que los muertos son más fuertes que los vivos, y que quien mata a un inocente de hecho no le mata, sino que arroja sus armas ante el muerto. Así, una noche Teodosio se le apareció con una copa llena de humeante sangre, diciéndole: “¡Bebe, hermano!”. El emperador saltó, despertó a toda la corte, pero nadie sabía qué hacer. Otra noche volvió a suceder: la misma aparición, las mismas palabras... “¡Bebe, hermano!”. El emperador despertó a toda la ciudad, pero todos se le quedaron viendo con asombro, como te miran esos “especialistas” que te recomiendan ir al aire libre y comer mejor. La aparición volvió a mostrarse otra noche. Finalmente, el emperador, que hasta entonces parecía sano y robusto, fue encontrado muerto en su lecho.

¿Lees la Biblia? Ahí está explicado todo, por qué es que los muertos se vengan de los vivos. Lee una vez más la historia de Caín, quien por haber matado a su hermano no volvió a hallar la paz en ningún sitio y en ningún momento. Y cómo el espíritu de Samuel se vengó de Saúl. Y cómo el pobre de David sufrió terriblemente, año tras año, por la muerte de Urías, capitán de sus soldados. Lee más, si puedes, los miles y miles de relatos semejantes que han tenido lugar desde Caín y hasta nuestros días. Y entenderás qué es lo que te atormenta y por qué. Entenderás que el mundo de los que han sido asesinados es más fuerte que el mundo de sus asesinos, y que se vengan duramente.

Entiende todo esto y asúmelo. Después, haz todo lo que puedas por tus hijos muertos. Y nuestro Misericordioso Dios, para Quien no están muertos, te perdonará y te dará paz. En relación a cómo debes proceder, pregúntale a la Iglesia. Los sacerdotes lo saben. ¡Que Dios tenga misericordia de ti!».

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi vol. 1, Editura Sophia, Bucureşti, 2008, p. 28-29)