Una respuesta necesaria sobre la “locura por Cristo”
Quien está “loco por Cristo”, cumple con Sus mandamientos sin pensar en las consecuencias de esto con respecto a quienes no creen y a quienes desprecian los mandamientos del Señor.
¿Quiénes son los verdaderos “locos por Cristo”? ¿En qué consiste la “locura” por Cristo?
—En general, los cristianos eran considerados una suerte de “locos” por parte de los paganos. Sí, ser cristiano era visto como una locura. Pero también hay que decir que no existe un método, un lineamiento a seguir para ser considerado un “loco por Cristo”. Por ejemlplo, recuerdo que una vez conocí a un individuo que aseguraba ser uno de esos “locos por Cristo”. A decir verdad, yo creo que se trataba de un verdadero desequilibrado mental. Cada vez que me lo encontraba y entrábamos en conversación, empezaba a decir una serie de cosas totalmente vergonzosas, mismas que nuestro Señor Jesucristo jamás habría bendecido. Luego, no se trata de que exista algún método para volverte “loco por Cristo”. Y aunque nuestra Iglesia venere a San Simeón “el loco por Cristo” y a su discípulo, creemos que ser un “loco por Cristo” significa ser desaprobado por aquellos que no creen en Él.
¿Cree que aún haya “locos por Cristo” en los tiempos que vivimos actualmente?
—Insisto: personalmente, nunca he creído en quienes dicen ser “locos por Cristo”. Yo quiero imitar a uno que sea “sabio” o “juicioso” en Cristo, y no a un loco, aunque diga serlo por Cristo. No me gusta esa forma de servir a Dios. El Santo Apóstol Pablo —si realmente existe un estilo, si no se trata de un caso de enfermedad mental, que también podría suceder— habla de una “locura por Cristo”, pero en el sentido de que quien está “loco por Cristo”, cumple con Sus mandamientos sin pensar en las consecuencias de esto con respecto a quienes no creen y a quienes desprecian los mandamientos del Señor. Pondré de ejemplo algo que me sucedió cuando estaba en los últimos años de escuela, en Timișoara. Uno de mis maestros —quien sentía un gran aprecio por mí—, cuando se enteró de que yo quería entrar a la Facultad de Teología, me dijo: “¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto loco?”. Aunque yo no estaba loco, mi maestro creyó que había perdido la cabeza. Es decir, no entendió lo que yo tenía pensado hacer, y por eso me dijo que me había vuelto loco. Yo seguí a lo mío, con todo y mi “locura”, si es que alguien podría considerarlo así… aunque nunca creí que fuera una locura eso que tenía pensado hacer. Y jamas hice algo que llevara a los demás a pensar que yo estaba loco. Al contrario, siempre quise ser jucioso, porque Dios bendice la sabiduría y no la locura.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 95-96)