Palabras de espiritualidad

Una sencilla explicación para la importancia de asistir a la iglesia

  • Foto: Catalina Mocanescu

    Foto: Catalina Mocanescu

Todos los milagros empiezan con la santidad, con la acción viva de Dios en la Iglesia, por medio de Sus energías no-creadas.

En la Divina Liturgia participa nuestro Señor Jesucristo con Sus santos, es decir, todos aquellos que conforman la Iglesia Triunfante o Vencedora.

Nosotros, quienes aún somos parte de la Iglesia Combatiente en este mundo, tenemos la oportunidad de gozarnos de esa santidad, si participamos en la Divina Liturgia y oramos con ellos, recibiendo, así, sus energías.

En la iglesia se ofician, además de la Divina Liturgia, los demás Sacramentos, insustituibles para obtener el Reino de Dios. En lo que respecta al valor de los Sacramentos, el padre Rafael Noica decía una gran verdad: “Los Sacramentos son energías de la vida eterna”. Después de morir, la existencia del hombre no cesa definitivamente. Aquí, en la tierra, ha vivido como en una “segunda gestación”, si ha acumulado las energías suficientes para la vida eterna. Estas energías divinas, que no se terminan jamás, se pueden obtener solamente en la Iglesia, por medio de sus Sacramentos.

El creyente, que es aquel que busca al sacerdote para que ore por él, o sencillamente participa en la Divina Liturgia con toda su atención, elevando sus oraciones y manteniéndose concentrado en lo que dice el oficiante, recibe la ayuda de Dios. Todas las palabras divinas que se elevan en la iglesia son benefactoras espiritualmente y poseen energías gratíficas para la vida futura.

Estos son algunos argumentos, algunas respuestas a la pregunta: “¿Por qué y para qué tenemos que asistir a la iglesia?”. ¡Cuántas riquezas hay en la iglesia, pero nosotros no nos damos cuenta, las ignoramos, o, aún peor, hay quienes las falsifican para su propia perdición!

Todos los milagros empiezan con la santidad, con la acción viva de Dios en la Iglesia, por medio de Sus energías no-creadas.

(Traducido de: Protosinghelul Ioachim Pârvulescu, starețul Mănăstirii LainiciCele trei mari mistere vizibile și incontestabile din Biserica Ortodoxă, Editura Amacona, 1997, pp. 66-67)