Palabras de espiritualidad

Una silenciosa prédica sobre las maravillas de Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Habría que tener el corazón completamente petrificado para no escuchar la voz de Dios, resonando con claridad y sencillez en la belleza de las formas materiales de la naturaleza.

He recibido un ramo de flores. ¡Oh, qué delicada y encantadora belleza, contenida en estas pequeñas pero espléndidas creaciones de Dios!

¡Y, además, qué maravillosas son por su menudencia, por su simplicidad tan llena de humildad! Pequeños encajes, muy finos, de las ínfimas y blancas florescencias, azules, rosa y violeta, me observan con ojos puros desde los pétalos y corolas, llenándolo todo con su maravilloso olor.

¿Acaso no es esta una silenciosa prédica sobre la pureza espiritual? Habría que tener el corazón completamente petrificado para no escuchar la voz de Dios, resonando con claridad y sencillez en la belleza de las formas materiales de la naturaleza. Y el hecho que las mujeres amen tanto a las flores habla muy bien de lo que hay en sus corazones.

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Puterea inimii, Editura Sophia, 2010, p. 71)