Una sociedad ridícula
Una sociedad que experimenta semejante ambigüedad, rayana en la esquizofrenia, no tiene cómo pervivir.
Es ridículo el hecho de que, aunque alentamos la hipersexualización presente en los medios de comunicación masiva y en la cultura en general, también reconocemos y condenamos los abominables abusos sufridos por tantas mujeres y niños, que van desde el acoso sexual en el ámbito de trabajo, hasta la violación y la pedofilia. Por un lado, condenamos las formas comportamentales que vulneran los derechos del hombre y, por el otro, incentivamos una atmósfera de abuso y explotación, simplemente porque favorece la orientación económica de base. Pero una sociedad que experimenta semejante ambigüedad, rayana en la esquizofrenia, no tiene cómo pervivir.
(Traducido de: Preot Profesor Dr. John Breck, Darul sacru al vieţii, Editura Patmos, p. 80)