Palabras de espiritualidad

Una trampa de nuestro propio “yo”

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Esta persona necesita ser ayudada y hacerle entender qué es lo que le pasa. Si su mente es ágil y su intención es buena, finalmente lo comprenderá, diciendo: “¡Ah! ¡Conque esto es lo que me pasa!”.

Quien tenga un defecto, seguramente lo esconderá. ¿Por qué? Porque ese defecto le provocará un cierto sentimiento de inferioridad, que, lógicamente, le llevará a querer esconderlo. Con esto también estará escondiendo ese sentimiento de inferioridad. Uni niño, en tal situación, crece y ni siquiera se da cuenta de que tiene algún sentimiento de inferioridad. Si tiene también algunas cualidades, el individuo se aferrará a ellas, como una forma de contrapesar sus defectos, como intentando compensarlos, cayendo así en una terrible trampa.

Digamos que hay alguien egoísta, muy egoísta. Es tan egoísta, que cree que de esto depende su propia existencia. Esto le ocurre porque en su interior hay un sentimiento de inferioridad, del cual no puede escapar. Ese sentimiento se halla profundamente enraizado en él. Saca afuera su cabeza y siente que existe, que vive, basado en las cualidades que tiene. Allí proyecta su “yo” y, en consecuencia, es egoísta. Le podemos decir miles de veces: “¡Hazte humilde, hazte humilde!”, que el pobre no lo entenderá. Y no se hará humilde. Cuando le digamos que se humille, buscará hacer otra cosa. Y es que no es capaz de ver el egoísmo que hay en su interior, porque el egoísmo es su misma esencia. ¿Quién podría su propia esencia? Esta persona necesita ser ayudada y hacerle entender qué es lo que le pasa. Si su mente es ágil y su intención es buena, finalmente lo comprenderá, diciendo: “¡Ah! ¡Conque esto es lo que me pasa!”.

(Traducido de: Arhim. Simeon Kraiopoulos, Sufletul meu , temnița mea, Editura Bizantină, p. 95)