Palabras de espiritualidad

Valoremos el tiempo que se nos dio para arrepentirnos

  • Foto: Mihai Chelba

    Foto: Mihai Chelba

Translation and adaptation:

¡Dichoso de aquel que, pudiendo pecar, no lo hace!

«No es correcto, hermanos, que seamos tan lerdos en lo que respecta a nuestra propia salvación, ni que desconsideremos el tiempo que se nos concedió para arrepentirnos, porque después la contrición será ya imposible. ¡Qué terrible es quedarse sin haberse arrepentido aquí y ahora! Así las cosas, arrepintámonos de nuestros pecados, mientras la muerte no aparezca en el umbral de nuestra casa. Porque, cuando esta venga a llevarnos, será imposible regresar, y seguramente iremos a parar a la oscuridad eterna, en donde no hay ni un atisbo de luz, ni vida para los pecadores. Por eso, arrepintámonos hoy, hermanos, para que Dios nos muestre Su misericordia y nos hagamos agradables a Él, con nuestras buenas acciones, con nuestro ayuno y oración, con la caridad y la práctica de la humildad, con la pureza y el amor hacia nuestros semejantes. Y, especialmente, con nuestra contrición, rechazando lo banal de este mundo. Apartémonos de la maldad que hay en lo terrenal y no volvamos a vestirnos con las pasiones como la gula, la embriaguez y el desenfreno, que tanto dañan el cuerpo y el alma. No olvidemos que esta vida es muy breve. Entonces, esmerémonos en cuidar del alma y busquemos la salvación, trabajando para Dios, por nuestros pecados. Y no caigamos en ese mál hábito de arrepentirnos y humillarnos hoy, para mañana volver a caer en las mismas faltas. Porque, quien se arrepiente de sus pecados y luego los vuelve a cometer, ¿qué provecho podría obtener de su contrición, si cae nuevamente en aquello a lo que pretende renunciar? ¿Cómo podría Dios recibir su oración? Al contrario, el Señor podría manifestarle inmediatamente Su ira. Porque, tal como grande es Su misericordia, muchas son también Sus amonestaciones. Él juzga a cada uno según sus actos, y cada uno, por sus propios actos, recibe algo de parte Suya. ¡Dichoso de aquel que, pudiendo pecar, no lo hace! ¡Pobre del corazón que piensa de dos formas opuestas y del pecador que sigue dos caminos! Porque el Señor hace que residan en Su solamente morada aquellos que tienen una forma íntegra de pensar».

(Traducido de: Mântuirea în lume, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rãdãuților, p. 24)