Palabras de espiritualidad

A veces, el demonio nos tienta cuando leemos la Escritura

  • Foto: Victor Larie

    Foto: Victor Larie

Las palabras del Señor son puras, limpias, verdaderas, como plata aquilatada siete veces en el fuego.

Hermanos, les pido con toda el alma: ¡permanezcan siempre unidos al sacerdote y a la Santa Iglesia! San Efrén el Sirio nos enseña: «Si al leer la Sagrada Escritura llegamos a un pasaje que no entendemos, no debemos guiarnos por nuestra propia mente, ni decir que allí hay algo torcido o injusto». Al demonio de la intriga, que se desvive por empujarnos a la herejía y al sectarismo, es a quien debemos decirle: «¡Escucha, espíritu impuro! ¿Qué vienes a decirme, que la Palabra de Dios tiene algo injusto? Yo he oído al Espíritu Santo, que dice: “El Señor es fiel en todas Sus palabras, y santo en todas Sus obras”».

Dios es fiel. En todo lo que dice, en todo lo que hace. Y si ese demonio vuelve a molestarte, si intenta sembrar duda en tu corazón sobre la Escritura, respóndele otra vez con tus pensamientos: «¡Escucha bien, demonio! Yo he oído al Espíritu Santo decir: “Las palabras del Señor son palabras puras, plata refinada en el fuego, aquilatada y purificada siete veces”. ¿Oíste? Las palabras del Señor son puras, limpias, verdaderas, como plata aquilatada siete veces en el fuego. ¡¿Está claro?!».

(Traducido de: Arhimandrit Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, ediția a 2-a, vol. 3, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 44-45)