Palabras de espiritualidad

Ver a mi semejante a través de los ojos de Dios

    • Foto: Ovidiu Proca

      Foto: Ovidiu Proca

Cuando vivimos guiados por el mandamiento del amor del Señor, vemos a nuestros semejantes con otros ojos: los vemos con los ojos de Dios.

Nuestro semejante es la aguja de balanza que nos señala constantemente hacia qué reino nos estamos inclinando y qué imagen y semejanza vamos adquiriendo.

Cuando vivimos guiados por el mandamiento del amor del Señor, vemos a nuestros semejantes con otros ojos: los vemos con los ojos de Dios. Así, dejamos de juzgarlos, de condenarlos, de maldecirlos, de odiarlos y de apartarlos de nosotros. Al contrario, nos mostramos pacientes con ellos, los esperamos y, ante todo, los entendemos.

Para poder comportarnos de esta manera con nuestro prójimo, debemos saber desde lo profundo y antes de ser tomados por sorpresa, que él (quienquiera que sea nuestro semejante) es también un hijo de Dios, y que todos somos hermanos, hijos del mismo Padre.

(Traducido de: Ieromonahul Arsenie Boca, Vreau să schimb lacrimile voastre în bucurie, Editura Agaton, Făgăraş, 2014, p. 17)