“¡Vi el Paraíso!”
“¡Cuánta luz, cuánto júbilo hay en ese lugar! Y quienes allí moran, son seres tan maravillosos, tan llenos de amor…”
«¡Qué bien se está en el Paraíso! Dostoyevski, quien solía visitar nuestro monasterio y se sentaba en el mismo sillón desde donde ahora te escribo, le confesó al padre Macario que antes no creía en nada. “¿Qué te hizo volver a la fe?”, le preguntó el stárets Macario. “¡Vi el Paraíso! ¡Ah, qué bien se está allí! ¡Cuánta luz, cuánto júbilo hay en ese lugar! Y quienes allí moran, son seres tan maravillosos, tan llenos de amor… Me recibieron con un afecto fuera de lo común. No he podido olvidar lo que viví allí. ¡Por eso fue que volví la fe en Dios!”».
(Traducido de: Patericul de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2012, p. 386)