¡Visitemos a Dios en Su casa!
Vayamos, pues, a la Casa de Dios y permaneciendo en ella para siempre; entremos y habitemos en nuestra Patria celestial, al lado de nuestros santos antepasados y de los ángeles.
En algún sitio, más allá del horizonte visible, se encuentra un mundo mejor, en donde no hay dolor, noche, invierno...Un mundo al que van los que son buenos. Y las puertas de ese mundo están abiertas para todos. Esa entrada es una sola: la Iglesia de Dios. Vayamos, pues, a la Casa de Dios y permaneciendo en ella para siempre, entremos y habitemos en nuestra Patria celestial, al lado de nuestros santos antepasados y de los ángeles, en el reino de la pureza y del amor, en el reino de la gracia, en el reino de la fe correcta y vencedora.
(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Spovedania copiilor. Sfaturi practice pentru preoţi, părinţi şi copii, traducere din limba rusă de Gheorghiţă Ciocioi, Editura de Suflet, Bucureşti, 2014, p. 93)