¡Vive cristianamente y no le temerás a la muerte!
Es imposible que muera mal el hombre que ha vivido bien en Cristo. El que vive preparado para la muerte, no siente miedo de morir, aunque sepa que el fin vendrá inesperadamente.
El temor a la muerte no es realmente un miedo a la muerte, sino a la vida. ¡Y qué tranquilo es el fin del hombre que le teme a Dios! Es imposible que muera mal el hombre que ha vivido bien en Cristo. El que vive preparado para la muerte, no siente miedo de morir, aunque sepa que el fin vendrá inesperadamente. ¡Muere, porque no muere!
En tanto tengamos vida, amemos a Dios con todas nuestras fuezas. Que esta vida nos sirva solamente para crecer en el amor a Dios. ¡La medida del amor que encuentre en nosotros la muerte, será la medida del amor que nos abrazará eternamente ante Dios!
(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Ne vorbește Părintele Arsenie, vol. 3, Editura Episcopiei Romanului, Roman, 1998, p. 91)