Palabras de espiritualidad

Volver a lo que nos es propio

  • Foto: Adrián Sarbu

    Foto: Adrián Sarbu

Translation and adaptation:

Si no tengo amor, nada soy” (I Corintios 13, 2), dice el Santo Apóstol Pablo.

El que no vuelva a la fe, no podrá recobrar su esencia. Quien no vuelva a lo que es suyo, es decir, a su nación y a su pueblo, no podrá recobrar su naturaleza, su esencia. Sabemos que, cuando se constituyó la esencia de nuestro pueblo (rumano), fue justo cuando estas regiones conocieron el Evangelio; por eso, desde entonces somos tanto rumanos como cristianos. Nuestro pueblo es manso y noble por naturaleza, virtudes que se traducen en una cálida humanidad. La humanidad y la fe son los dos medios, coordinados de forma moral, que nos ayudan a volver a la esencia de nuestra identidad. Y, volviendo a ella, por medio del arrepentimiento y la confesión, somos sanados —como dicen los Santos Padres— de dos pecados muy graves: la desesperanza (¡la desesperanza por los pecados de la juventud es algo que enfrentamos plenamente al llegar la vejez!) y la envidia entre hermanos. Este último pecado se puede sanar solamente con el amor. “Si no tengo amor, nada soy” (I Corintios 13, 2), dice el Santo Apóstol Pablo. Y es que fue desde el amor que Dios y nuestros padres nos trajeron a la vida.

(Traducido de: Casian, Episcopul Dunării de JosScara Căinței, Ed. Episcopiei Dunării de Jos, Galați 2003, p. 34)