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“¡Con los ángeles se regocija, oh Piadosa Madre Parascheva, tu espíritu!”

    • Foto. Silviu Cluci

      Foto. Silviu Cluci

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      Foto: Tudorel Rusu

Un año más — aunque esta vez tomando en consideración el contexto epidemiológico general—, Santa Parascheva fue festejada en Iași, en condiciones sanitarias específicas. Los fieles que participaron en la Divina Liturgia dedicada a la fiesta patronal de la Catedral Metropolitana, fueron conducidos por los organizadores a zonas especialmente delimitadas, para evitar la conformación de grandes grupos de personas y respetar de la mejor forma posible la distancia recomendada por las autoridades. La Liturgia fue oficiada por S.A.E. Teófano, Metropolitano de Moldova y Bucovina, acompañado de otros 17 prelados y de un vasto número de sacerdotes y diáconos.

El 13 de junio del año en curso se cumplieron 380 años desde que, gracias a la diligencia del voivoda Vasile Lupu de Moldova, (la ciudad de) Iaşi obtuvo la bendición de contar con la presencia y la protección de las reliquias de Santa Parascheva. El día de ayer, 14 de octubre, en la conmemoración de la Santa, la Divina Liturgia fue celebrada en un podio instalado frente a la Catedral Metropolitana. El acceso de los fieles fue organizado en distintos corredores, para garantizar el respeto a las recomendaciones sanitarias de las autoridades.

En el marco de la Divina Liturgia, la homilía fue pronunciada por S.A.E. Lorenzo (Laurențiu) Streza, Arzobispo de Sibiu y Metropolitano de Ardeal, quien subrayó el hecho de que, honrando a los santos, también honramos a Dios: «El texto del Santo Evangelio leído hoy nos exhorta, asimismo, a una misión fundamental: dar testimonio. Cada uno de nosotros, viniendo a esta fiesta patronal, damos testimonio de la fe de nuestro pueblo en la salvación, en nuestro Señor Jesucristo y en Sus santos, que siempre acuden a ayudarnos. Dice el Santo Evangelista Marcos: “Quien se avergüence de Mí y de Mis palabras, de ese se avergonzará el Hijo del Hombre, cuando venga en Su gloria, en la de Su Padre y en la de los santos ángeles”. Ese mismo testimonio nos lo ofrece Santa Parascheva, nuestra protectora, a quien presentamos nuestra veneración de una manera “concentrada”, con el himno que todos conocemos y entonamos. ¿Lograremos portar con nosotros ese mensaje de calor espiritual, de unidad en la fe y de valentía, que escuchamos también en la lectura del Apóstol de este día? Cada vez que entonamos el tropario de nuestra Piadosa Madre Parascheva, la honramos a ella, glorificamos a Dios y nos fortalecemos de una forma tal, que, al volver a nuestros hogares, seguiremos sintiendo la Gracia de Dios obrando en nosotros. Así pues, exaltemos a Santa Parascheva, diciendo: “En ti, oh Madre, con celo se redimió lo creado a semejanza de Dios, porque, tomando la Cruz, a Cristo decidiste seguir, y con tus obras le enseñaste a desdeñar la materia, porque es efímera, y a cuidar el alma, que es inmortal. Por eso, con los ángeles se regocija, oh Piadosa Madre Parascheva, tu espíritu”. ¡Amén!».