Palabras de espiritualidad

¡Abre los ojos de tu alma, hermano!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Para encontrarlo a Él, los que ahora duermen tiene que abrir los ojos del alma… ¡y, sin lugar a dudas, lo encontrarán!

Dios hizo el mundo y todas las cosas que en él hay. Él da la vida, Él insufla la existencia y provee todo. Él hizo que todos los hombres, hijos de un ancestro común, habitaran sobre la faz de la tierra. Además, dispuso el orden de las estaciones y puso ciertos límites y fronteras a los seres y a su lugar de morada: Todo, para que los hombres buscaran a Dios y se esforzaran en encontrarlo, a pesar de que Él jamás está lejos de nosotros... (Hechos 17, 24-27; 14, 27; Isaías 58, 8-14).

Para casi todos nosotros, es muy sencillo reconocer el sol que brilla en lo alto del firmamento, iluminando y calentando la tierra. Esto no es difícil para nadie, a excepción de esos que prefieren mantener los ojos cerrados y dormir. Incluso aquellos que se hallan en el fondo de algún precipicio o trabajando en un pozo, anhelan salir lo antes posible a la superficie y gozar de los benefactores rayos solares. Este ejemplo también es aplicable a la búsqueda de Dios. ¡Para encontrarlo a Él, los que ahora duermen tiene que abrir los ojos del alma y ciertamente lo encontrarán!

(Traducido de: Protosinghelul Nicodim MăndițăÎnvățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 23)

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