¿Aceptaríamos ser castigados sin ser culpables?
Sin embargo, nosotros, desagradecidos e insensatos, vulneramos Su santo mandato y nos alejamos de Él.
Dios, guiado por Su infinita bondad, nos creó a Su imagen y semejanza, y nos dio una mente celestial para poder distinguir el bien del mal. Sin embargo, nosotros, desagradecidos e insensatos, vulneramos Su santo mandato y nos alejamos de Él. Pero Él, otra vez, por Su misericordia, no nos abandonó, sino que vino a buscarnos, sufriendo por nosotros vejaciones y golpes. Murió, incluso, por nosotros, sin ser culpable, redimiéndonos con Su Sangre de la esclavitud del demonio y del infierno eterno. Luego nos elevó a los Cielos, patria nuestra, al Reino de los Cielos, en donde mora Él.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, p. 96)